Las milenarias iglesias de San José y San Javier, ubicadas en los distritos de El Ingenio y Changuillo, respectivamente, han sido consideradas por la World Monuments Fund (WMF) en “riesgo real de desaparecer”.
El alcalde de El Ingenio, Martín Caipo Berrocal, dice que según reciente informe de la WMF, una organización mundial que alerta sobre el estado de conservación de los monumentos históricos y arqueológicos, las dos iglesias constituyen un tesoro cultural para el país y están olvidadas desde siglos.
Ante el estéril apoyo gubernamental nace una esperanza en medio del desierto nasqueño y los años de olvido que separan a las dos capillas jesuitas de las haciendas de San Francisco Xavier y San Josep de Nasca: el Proyecto Especial Regional - Plan Copesco.
En agosto próximo, el director ejecutivo del citado proyecto, Jorge Luis Alanya Ricalde, sostendrá reunión con 21 alcaldes de la región Ica con la finalidad de promocionar y generar la puesta en valor de las zonas turísticas y culturales de Ica.
El Plan Copesco ha considerado a las dos iglesias coloniales de Nasca como parte de los atractivos a ser revalorados, junto a las Líneas de Nasca, la Ciudadela Perdida de Huayurí, los petroglífos y geoglifos de Palpa, el cementerio paleontológico y arqueológico de Ocucaje, La Achirana del Inca, la reserva de Paracas, el Bosque de Piedras (Parcona), la Huaca de la Centinela y la zona arqueológica de Tacaraca.
ESTUDIOS.
Desde el 2009 el arqueólogo norteamericano Brendan Weaver ha venido realizando un trabajo silencioso en las dos haciendas de San José y San Javier, que cobijan a las iglesias que llevan el mismo nombre.
Desde aquel año, Weaver es impulsor del Proyecto Arqueológico Haciendas de Nasca (PAHN), que es la primera y única intervención en arqueología histórica en Nasca y el primer proyecto arqueológico enfocado en la cultura material de la población afrodescendiente en el Perú.
El estudioso sostiene que el proyecto se enfoca en la arqueología de la mano de obra afroperuana y la economía política de las propiedades pertenecientes a la Compañía de Jesús en la costa nasqueña.
Los colegios jesuitas de San Pablo en Lima y el Colegio Grande de la Transfiguración en Cuzco adquirieron las haciendas de San Javier y San José, respectivamente, en 1619 y convirtieron la zona en uno de los centros peruanos más importantes para la producción de vino y aguardiente hasta la expulsión de la Compañía de Jesús del imperio español en 1767.
Weaver dice que su investigación utiliza el contexto de las haciendas vitivinícolas de San José y San Javier para examinar los nuevos papeles sociales de los trabajadores indígenas y africanos en el contexto de la expansión europea, el entrelazamiento cultural y la nueva economía mundial de la edad del virreinato del Perú.
“Las haciendas jesuitas en el valle de Ingenio fueron asientos de una población afroperuano bien importante, que por la mitad del siglo XVIII había crecido hasta 600 personas y fue una de las poblaciones esclavizadas más grandes en un contexto agroindustrial por todo el virreinato”, comenta el arqueólogo en diálogo con Correo.
CAPILLAS
Cada una de las dos haciendas tenían anexos como San Antonio de Locchas, ubicado en el distrito lucanino de Laramate, que se dedicaba a la producción de ganadería. En las once propiedades anexas de las dos haciendas principales a lo largo de la cuenca de Río Grande y en el Puerto Caballa se han realizado trabajos de prospección con la meta de entender cómo funcionaba la red jesuita de propiedades agroindustriales a través del paisaje nasqueño.
El proyecto también trata los temas de la estética africana en las cerámicas y la elaboración de las botijas, los contenedores para el vino y aguardiente, y de las costumbres alimenticias de los esclavos.
Weaver explica que las históricas capillas jesuitas (1740-1745)en los pueblos actuales de San José y San Javier llaman mucho la atención por su grandeza y porque todavía son preservados y son ejemplo del estilo arquitectónico barroco andino.
El alcalde ingeniano Caipo Berrocal dice que la iglesia San José tiene un estilo barroco rococó, parecido a las iglesias del puerto de Sevilla, y ello explicaría la conexión entre dicho puerto español y puerto Caballa.
La semana pasada terminó la quinta intervención arqueológica del arqueólogo Weaver en las dos haciendas y volverá en mayo del próximo año para continuar con las investigaciones. Además, buscará financiamiento para seguir con el trabajo iniciado en el 2009.
A Weaver le brillan los ojos al saber sobre el Plan Copesco, que ha considerado a estas dos iglesias para su recuperación.
“Es una lástima y una vergüenza que estén abandonadas”, dice el norteamericano que se muestra optimista en obtener ayuda internacional para lograr desenterrar la historia de las haciendas de San José y San Javier y restaurar las dos iglesias.
PROYECTO. Exposición del proyecto en teatro de Lima. El 6 de julio último en el Salón de Espejos del Teatro Municipal de Lima, el director del Proyecto Arqueológico Haciendas de Nasca (PAHN), Brendan Weaver, expuso sus investigaciones arqueológicas e históricas en las haciendas de vid de la Compañía de Jesús en Nasca durante los siglos XVII y XVIII.
FUENTE: CORREO