Ciertos operadores turísticos son los responsables del poco respeto con que se visita la Reserva de Paracas. Exhorto a todos los peruanos que les tomemos fotos y denunciemos. Es hora de decir: ¡BASTA YA! Si no son profesionales del turismo y carecen de ética no los queremos en Paracas.
Cecilia Oré
arteygestioncultural@gmail.com
8 abril 2025
Fotografía: Cecilia Oré
El miércoles 2 de abril visité la Reserva Nacional de Paracas. No podía creer lo que sucedía en el Mirador de Playa Roja. Llegan numerosos turistas, la mayoría extranjeros, apenas bajan de la movilidad pisotean la zona prohibida, no son uno o dos. Son todos los que bajaron del ómnibus turístico.
Un sujeto con un niño pequeño en brazos se coloca al borde de la cresta más aguda y hermosa y posa para una foto. Estupefacta lo observo desde la baranda del mirador. La cresta la veo de perfil y es como una cuchilla, está en el aire, se ve tan frágil, sin soporte debajo, este sujeto pone en peligro su vida, la de un infante y con su peso amenaza acabar por siempre con la belleza de una formación de miles de años, que es parte de un paisaje único en el mundo.
A pocos metros, tres turistas se paran en una cresta central y saltan todos a la vez para que un amigo pueda capturar una imagen de ellos en el aire. ¡Qué barbarie! Al mismo tiempo, en el área donde se evidencia más la prohibición del paso, uno tras otro turista levantan las piernas para esquivar la soga y el cartel de “prohibido el paso” que tenían por delante al lado de la baranda del Mirador, eran entre 7 u 8 personas. Todo esto ocurre bajo la mirada y aceptación de los "guías turísticos" o mejor dicho los irresponsables que fungen de profesionales del turismo.
Llega otro ómnibus, estaciona también en el área menos adecuada y bajan todos a tropel ignorando la piedras redondeadas que marcan el límite del paso. Al lado de las piedras, cada cierto trecho, hay carteles visibles pintados en rojo haciendo la advertencia de la prohibición. Todos los ignoran.
Pude acercarme al bus turístico cuando los infractores ya habían abordado y le manifesté al chófer y copiloto mi indignación por el comportamiento de los visitantes y la irresponsabilidad de ellos. Se quedaron mudos mirándome.
Los operadores turísticos no cumplen con su obligación de guiar, informar y hacer las advertencias necesarias para la protección y respeto de la Reserva. Habría que revisar los expedientes de estas agencias y el currículo de su personal. A muchos se les puede retirar el permiso para trabajar en la Reserva de Paracas.
Me dirijo a otra playa. La Mina. Nos alcanza un sujeto en motocicleta. Asegura ser personal de Sernanp. Trata de dar recomendaciones torpemente, con su escasa preparación emplea términos inadecuados, es irrespetuoso. Luego, muy orondo extiende su mano con una tarjeta de un restaurante de Lagunilla. Este hombre tiene acceso con su moto a la Reserva para ir acosando turistas.
Decido retirarme con la intención de hacer la advertencia en la caseta de entrada a la Reserva. Es un día a mitad de semana y veo pasar uno tras otro, los areneros conducidos por cualquiera que paga el alquiler. Se me eriza la piel, al pensar que estos también son una amenaza a la hermosa reserva, es penoso evidenciar huellas de ruedas en áreas donde nadie debe transitar.
En la caseta de control, hay tres jóvenes trabajando. Manifiestan su preocupación ante mi denuncia, pero sus rostros expresan impotencia y frustración. Saben del sujeto en moto, ya han tenido quejas de otros turistas, pero no pueden expulsarlo. ¡Es inaudito!
Escuchan detenidamente mi denuncia de lo sucedido en Playa Roja y me piden rellene un formato. Siento a través de sus palabras que no pueden hacer mucho ante el atropello de las agencias de turismo. Exhorto a todo ciudadano que tome parte y si es espectador de semejante barbaridad también manifieste su indignación, que tome fotos y denuncie.
Paracas posee una gran Reserva Natural y debe mantenerse incólume. Por ley es una zona protegida, que lamentablemente el Estado la mantiene “desprotegida”. No hay suficiente personal. Autoridades, destinen recursos para que Paracas tenga guardianes que hagan respetar las normas.
Si cada empresa es sancionada por no cumplir las normas, si las instituciones cumplen con su trabajo de forma incorruptible... Paracas puede salvarse.
Todos los peruanos podemos, con derecho, resguardar lo que es nuestro. Somos los primeros llamados a decir YA BASTA, ALTO. Alertemos a las autoridades. Seamos la campanada que avisa y apoya. Que se retiren licencias a los operadores turísticos que hacen peligrar Paracas. Que los expulsen. Son negociantes del momento y trabajan sin ética, sin categoría para dar un servicio turístico serio y responsable.
Adjunto fotografías que sustentan mi denuncia. Les pido que observen las crestas caídas en la playa. Ya les relaté lo que está sucediendo cada hora, cada día. Si nos quedamos de brazos cruzados, perderemos Paracas.
Fotografías de Cecilia Oré
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