Por: Josué Lancho Rojas
Los lazos que vinculan la
hípica con los feraces y ubérrimos
valles nasqueños son de larga data, así lo testimonian
viejos documentos históricos que citan que en aquella Nasca de 1797, don José Valentín de la Borda y Ballón,
Maestro de Postas (Maestro de caballería) nombrado por orden virreinal para tal efecto, criaba en
su Hacienda Cantayo, la caballería para el servicio de Carlos IV y Carlos V, respectivamente.
A pesar de gozar de su
estratégica ubicación geopolítica, por ser punto obligado para unir la costa
con la sierra, La Villa de Santiago de
Lanasca distaba 150 Km. de la Villa de Ica, 100 Km., del puerto más
cercano que era Lomas y otros tantos Km.
de los pueblos vecinos de la sierra, donde se ubicaban las Cajas Reales de
Otoca y San Juan de Lucanas, respectivamente, distancias desérticas y
escarpadas que eran cubiertas solo a lomo de mulas y caballos.
Precisamente estos
inconvenientes geográficos fueron factores determinantes para que aquí, en
estos valles de Nasca, se fueran gestando entre los criadores de caballos,
excelentes líneas de sangre cuya fama y respeto trascendieron con los años las fronteras de la
Cuenca del Río Grande. De aquella época
se remontan los renombrados yeguarizos
de Palpa pertenecientes a don José Cansino y José Tijero, así como los finos ejemplares que producían en Nasca
don José de la Borda Campos (Hda. Cantayo), don Ezequiel Balbín (Hda.
Estaquería), don Manuel Navas (Hda. Cahuachi, don Pío Delgado (Hda, Soysongo) y
don Manuel Antonio Elías Donayre (Hda. Cantayo).
Una prueba irrefutable de su
acendrada afición y preocupación por mantener una línea reconocida, fue que
estos criadores nasqueños a fines de 1800, repatriaran sin escatimar esfuerzo alguno
desde una estancia de Talca en Chile a ROCICLER,
un famoso caballo peruano de excelente paso y muy buena conformación morfológica, que fuera llevado a
esos lares por las tropas chilenas, durante el nefasto conflicto de 1879.
Desembarcado Rocicler en el Puerto
de Pisco y después de atravesar el candente desierto de Villacurí, ingresó
victorioso a la Plaza Mayor de Ica, donde una entusiasta multitud obligó a que
su chalán, el hacendado nasqueño don Pio Delgado, diera tres vueltas en torno a
ella en medio de vítores y aplausos. Ya en Nasca, fue aprovechado para
refrescar la abundante y excelente crianza equina que aquí ya se desarrollaba
por muchos años, obteniéndose muy buenos resultados, pues varios de sus
descendientes, entre ellos el famoso caballo “Elegante” que fuera vendido a Lima, procedía de la Hda. Pangarabí,
que por coincidencia fue el abuelo de “Sol
de Oro” (V), nacido en la Hda. Calapalla (Llauta) propiedad de don
Francisco Degregori y que fuera adquirido siendo aun un potro joven por don Gustavo de la Borda Roncagliolo (Hda.
San Javier), a quien todos recuerdan como un excelente criador, reconocido
caballero, muy noble amigo y a quien se le debe reconocer su paciente y
tesonero trabajo por haber mantenido por largo tiempo una correcta y envidiable
línea de crianza de Caballos Peruanos de Paso, aun en una época difícil, cuando
la presencia del automóvil y la carretera panamericana hizo que se reemplazara la
antigua “Cuadra” por el moderno “Garaje”.
“Sol de Oro” (V), dada sus excepcionales cualidades genéticas
trasmitidas a todos sus descendientes, ha sido considerado por unanimidad como
el “Padre del caballo Peruano de
Paso”, cuyas líneas de crianza y
utilización es un mérito compartido por varios pueblos del sur, como son: Llauta
(donde se crió); Palpa (que aportó
las líneas de Cancino y Tijero); Nasca, (Hda. San Javier), donde apadrillo las excelentes yeguas de don Gustavo de la Borda; Acarí, que aportó líneas de refresco y
finalmente Ica, donde apadrilló hasta el final de su vida.
Después de este necesario e
ilustrativo preámbulo histórico, consideramos que la “Gran Cabalgata por la Ruta
del Señor de Cahuachi”, en su versión 2013, adquiere visos trascendentales
por que posee entre uno de sus objetivos fundamentales, el de afianzar los vínculos de identidad de los nasqueños
con sus propias raíces hípicas, por que a través de este evento, se amalgaman
en el crisol de la historia, diferentes pasajes de nuestro rico pasado, ya que estos
chalanes con briosos corceles unirán con sus huellas CAHUACHI:” El centro
Ceremonial en adobe más grande del mundo”, cuna de la Civilización Nasca,
pasando por la hacienda del mismo nombre, donde viviera el tribuno don José Manuel Meza y Donayres, Prócer
de la Independencia del Perú y Primer Diputado por Ica, ante el Congreso
Constituyente de Bolívar, con antiguas haciendas algodoneras, que otrora dieran
gloria y lustre a nuestros valles, en las épocas aurorales del llamado “Oro
blanco”.
Este ramillete de elegantes chalanes premunidos de sombreros jipijapa
y ponchos blancos de lino, unirán con sus caballos de acompasadas pisadas ,los
antiguos caminos rurales que allende los años, transitaran nuestros añorados abuelos para llegar a la Villa de
Santiago de Lanasca, juntos con “Sol de Oro”(V), aquel caballo inmortal y orgullo de esta
tierra bendita llamada Nasca.
Y estamos seguros que ese inolvidable día,
alumbrados por ese dorado y reverberante
sol, gritaremos emocionados todos juntos:
Cuando pasa un caballo
¡Despierta interés!,
Cuando pasan dos
¡Voltea una mirada!.
¡Cuando pasan tres
¡Cosecha un aplauso!,
Y
cuando pasan cuatro
Gritaremos emocionados! Viva el
Perú!