Palma, forjador
de la identidad cultural iqueña
Por José Carlos Vásquez Peña
1.
Prolegómeno
sobre identidad e identidad cultural.
Pertenencia. ¿Difícil cuestión en el
plano creativo? Aquél sentimiento de
arraigo telúrico que aflora, a manera de estigma, en el habitante de un lugar o
para ir entrando en materia, en la obra
de un escritor, condensa su identificación con el terruño. Orientación que es
trasmitida a sus lectores, generando por efecto multiplicador eficaz un
desarrollo de ese sentimiento
Esta fenómeno sólo es explicable si
acudimos a un enfoque identitario.
Concebimos la identidad como un sentido
de pertenencia que nos liga a colectivos; y asimismo, nos permite asumir la
diferenciación de otros. Es, en síntesis, la expresión pragmática de la
oposición unidad/otredad, tan común, pero tan difícil de entender. Recuerdo que
cierta vez leí la siguiente frase de Octavio Paz: Sin otredad no hay unidad. Y más la otredad es la manifestación de la
unidad, la manera en que esta se despliega Y comprendí que el uno y el otro están inmersos en un sistema relacional, que se denomina
identidad cultural, formada por un conjunto de valores, tradiciones, símbolos,
creencias y modos de comportamiento que funcionan como elementos dentro de un
grupo social. La interrelación establecida genera un sentimiento de pertenencia
que nos orienta a calificarnos y decir:
soy peruano o en menor amplitud, soy iqueño. Es decir, se produce ese
acto de compartir un pasado y un proyecto de futuro, nos identifica y nos hace
partícipes de la historia, la cultura, las formas de vida, los usos, las
costumbres de un determinado lugar.
Es claro, al respecto, Will Kymlicka, cuando plantea: la identidad cultural proporciona un anclaje
para la auto identificación [de las personas] y la seguridad de una pertenencia
estable sin tener que realizar ningún esfuerzo.
Nuestro ensayo plantea cómo, a través de las Tradiciones
Peruanas, se ha ido gestando, dentro del sentimiento de peruanidad, la
identidad cultural iqueña. Aseveramos que ésta se encuentra aún en proceso de
fortalecimiento; sin embargo, hemos rastreado el efecto producido y validamos
la gran influencia ejercida por la obra palmista en este propósito.
2. Las
tradiciones forjan el carácter identitario de la comunidad.
Si nos atenemos a la referencia
histórica siguiente: Don Ricardo Palma,
escribió sus primeras tradiciones peruanas entre 1879 y 1879
y al hecho que su lectura se
generalizó, desde ese entonces y durante todo el siglo XX en la escuela pública
del Perú, tenemos que aceptar que el proceso de forja de peruanidad fue in
crescendo a la par de la aparición de un
sentimiento de menor envergadura en cada lugar sobre cuyas situaciones
(históricas, costumbristas, etc.) escribió Palma.
En lo atañente a la construcción de este
sentimiento en Ica, que calificamos como iqueñidad, desprendido -como queda
establecido- de la percepción general de peruanidad, se gestó en los siguientes
niveles:
2.1.
La forja escolarizada de la iqueñidad
A
partir de la lectura de las Tradiciones Peruanas, en las escuelas iqueñas, que
gradualmente concienció a los alumnos, futuros profesionales, entregándoles
conocimientos históricos, costumbres, idiosincrasia, de nuestro colectivo
social.
Ejemplo:
Cuando se lee la tradición: La Achirana
del Inca, nos invade una rara sensación de familiaridad, a pesar que el
espacio narrativo está referido a otro tiempo: al momento en que llegaron los
incas por estas tierras. Leamos:
En 1412,
el Inca Pachacutec, acompañado de su hijo el príncipe imperial Yupanqui y su
hermano Capac Yupanqui, emprendió la conquista del valle de Ica, cuyos
habitantes, si bien de índole pacífica, no carecían de esfuerzo y elementos
para la guerra. Comprendiéndolo así el sagaz monarca, y antes de recurrir a las
armas propuso a los iqueños que se sometieran a su paternal gobierno.
Aviniéronse estos de buen grado y el
inca y sus cuarenta mil guerreros fueron cordial espléndidamente recibidos por
los naturales.
Esta
tradición evidencia un momento crucial de la historia de Ica: la llegada de los
incas. Refleja la calidad humana con que asumieron nuestros antepasados ese
acontecimiento, pero nos ilustra, también, sobre la historia y costumbres de
Ica, sus carencias, verbigracia: la escasez de agua y la forma como, según la
tradición, se resolvió. Denota igualmente que los iqueños de esa remota época no carecían de esfuerzo y elementos para la
guerra, sin embargo supieron privilegiar el diálogo frente a la violencia.
En ese sentido, Palma entrega un mensaje de paz que no siempre acompañó a los
iqueños que en épicas jornadas como en las etapas históricas de: la guerra de
la independencia y la guerra con Chile, sacaron a relucir la valentía y su
espíritu contestatario y de oposición a la invasión.
La
lectura permanente de las tradiciones en
los colegios, durante todo el siglo XX y la parte del siglo XXI que llevamos
recorrido, ha generado un sentimiento de apego a la tierra. Esto se comprenderá
mejor si revisamos el plan lector de la Región y comprobamos que las
tradiciones palmistas, sobre todo la comentada, se encuentran en él.
A
través del tiempo se ha ido formando conciencia sobre la necesidad de
fortalecer la identidad iqueña, viéndose en la actualidad resultados
pragmáticos, como el siguiente: El distrito de Pachacutec, fundado en 1964, ha
remodelado su plaza de armas, en marzo del 2013, convirtiéndola en un parque
temático en el cual se grafica la tradición: La Achirana del Inca,
Lo
mismo sucede con otras tradiciones que sobre Ica escribiera Palma. Las brujas de Ica, la segunda más consultada de las once escritas,
le ha dado a nuestra tierra un atractivo turístico más, por ese aire de
misterio que le imprimió Palma a ese lugar. Notamos ese rasgo enigmático en el
siguiente párrafo de esa tradición:
En cuanto a Ica, consta en uno de
los números de El Imparcial, periódico que en 1873 se publicaba en esa ciudad, que una pobre mujer
de Pueblo Nuevo fue atada a un árbol por un hombre, el que le aplicó una
terrible azotaina en castigo de haberlo maleficiado. Cosa idéntica se había
realizado en 1860 con Jesús Valle, negra octogenaria y esclava de los antiguos
marqueses de Campoameno, a la que costó gran trabajo impedir que los peones de
una hacienda la convirtieran en tostón.
El
caserío de Cachiche, ha alcanzado a través de los años un notable desarrollo,
no obstante se mantiene en el imaginario popular de los habitantes y de los
turistas, esa atracción por lo sobrenatural, tanto así que desde hace algunos
años, al ingreso de este lugar, incrustada en una rama de un copioso huarango,
existe una escultura hecha por el escultor iqueño, Luis Peña y Peña (+) que se
ha convertido en el sitio más visitados y allí encontramos a los niños guías
del lugar que precisamente narran las situaciones mágicas del lugar, con
bastante sobriedad, acudiendo a la tradición: Las Brujas de Ica.
Una
referencia más, desprendida del párrafo citado. Se menciona allí a los
marqueses de Campoameno de quienes se
dice más en la tradición: El que más vale
no vale tanto como Valle vale.
Era don Alonso Gonzalez del Valle no
solo notable por su título y fortuna, sino también por su talento. Dice la
tradición que escribió muy buenos versos y que, como abogado lució sus dotes.
La
casona del Marques de Campoameno está ubicada en el centro de la ciudad de Ica,
esquinas de las Calles Lima y Cajamarca, en la misma Plaza de Armas. La
menciono porque en expresión del sentimiento de iqueñidad, en la actualidad,
viene siendo restaurada, así como se mantiene conservado el frontis de otra
casona colonial, que se menciona en la tradición que hemos citado.
El que más vale no vale tanto como
Valle vale (…) Tal era el mote que en su escudo de armas lucía el señor don
Alonso Gonzales del Valle, primer marqués de Campoameno y el más acaudalado de
Ica, sin excluir ni al señor de Apezteguía, primer marqués de Torrehermosa.
Esa
antigua casona, ubicada en la Plaza de Armas,
sirve hoy de sede del Banco Continental, conservándose sólo el frontis
del mismo de rasgos arquitectónicos coloniales.
Lo
expresado, hasta aquí, demuestra cómo en el tiempo la obra de palma ha ido
cincelando en el iqueño un sentimiento de arraigo.
Ampliamos
el sustento de nuestra tesis, acudiendo a lo señalado por el poeta Manuel
Pantigoso, sobre la importancia de la obra de palma, en su discurso de
incorporación al Instituto Ricardo Palma 1998-1999.
Por eso es capaz de revalorar la
esencia de una continuidad en el tiempo, eterno y sintético. Al mirarnos en esa
obra, en esa poesía, en esas tradiciones, tenemos una mejor conciencia de
nuestra esencial peruanidad. A cuya sentencia, dice
Cabel: Yo agregaría de nuestra esencial
iqueñidad.
2.2.
La continuidad de la herencia palmista
Palma,
abordó desde el inicio de su obra de tradicionista, el propósito de formar
peruanidad. En esa perspectiva es el principio y el mayor sustento de una
iqueñidad que ya se respira en nuestro medio, aunque con relativa debilidad en
la ciudadanía, pero con gran fortaleza en el plano cultural iqueño, como
quedará evidenciado líneas abajo.
Incuestionablemente
existe un hilo conductor entre las tradiciones palmistas, en lo pertinente a la
construcción de iqueñidad, y los artistas iqueños que, a través de sus obras,
han apostado por este propósito.
Hagamos
un breve recuento de obras y autores que,
conscientes de la necesidad de reforzar esa tarea, y al haber sido tocados por
el espíritu palmista de desarrollar el sentimiento de pertenencia a
nuestra tierra, se han entregado a la
continuación insoslayable de este quehacer.
Mencionamos
los principales hitos.
2.2.1. El Rastro palmista en
Valdelomar
Abraham
Valdelomar (1888-1919), nace cincuenta y cinco años después de Ricardo Palma (1833 1919), de
suerte que la influencia palmista, en lo tocante a la peruanidad, se tradujo en
el acendrado amor que le tenía el Conde de Lemos a su tierra. Imbuido por ese
sentimiento dice en uno de sus discursos que ofreció en el Teatro Piccone:
Nada podía ser más grato a mi
espíritu, al presentarme en esta tierra de mi nacimiento, a este paraíso de mi
infancia, a este poema evocador de mi juventud, a esta realidad dulce de mi
vida, a este espíritu de mi arte que es Ica,
Si
se revisa sus discursos se encontrará que en gran parte de ellos trasunta ese
sentimiento. Enfatizamos: Valdelomar es uno de los grandes jalones en la gesta
de iqueñidad. Agregamos a ello que
dentro de sus proyectos truncos existía la creación de una revista con el
nombre de Patria. En la praxis con sus viajes por el territorio peruano,
demostró que era un convencido de generar peruanidad.
En
sus obras, se aprecia iqueñidad, esencialmente, en su novela corta: Yerba Santa y en su obra teatral
Verdolaga. De otro lado, afirmamos, que en casi toda su obra narrativa está
presente el sentimiento terrígeno.
2.2.2.
Juan Donaire Vizarreta, Venero de
iqueñidad.
Lo hemos sostenido en otros ensayos,
el principal manantial del que fluye nuestro sentimiento de iqueñidad, se halla
en la obra del tradicionista iqueño: Juan Donaire Vizarreta. Tanto en Campiña Iqueña, Aspectos folklóricos (1941) como
en Leyendas y Tradiciones Iqueñas (1985)
se trasluce el propósito, siguiendo a Palma en su apostolado de peruanidad, en
su empresa de forjar la identidad cultural iqueña.
2.2.3. Las
tradiciones urbanas de Gilberto Vásquez Angulo.
En el breve pero valioso texto: Las
pampas de Hanan y Santa Ana, hallamos un conjunto de tradiciones que
reflejan la vida de Ica. En lo que se refiere a la Pampa de Hanan, en su época
coloniaL. Anotamos sólo los títulos: La
viuda. Carretón de
Ánimas. Aparición del diablo. Padre salía a la pampa, Y
en lo concerniente a la Pampa de Santa Ana, las tradiciones aluden a las
primeras décadas del siglo XX. Citamos las siguientes: Jaranas de ocho días. La Petacú durmió acompañando un muerto. La suerte
china. Baños en el río. Plaza de la estación.
Pampas de Hanan y Santa Ana, eran
los nombres en el pasado de las actuales Plazuelas: Barranca y Bolognesi,
respectivamente. Las Historias contadas encierran un profundo acervo cultural y
enlazan al lector con ese sentido de pertenencia a la tierra.
Gilberto Vásquez Angulo,
periodista, autor del libro Historia del deporte iqueño, trabajó muchos años en la Voz de Ica, es un narrador, ameno, cuidadoso e imaginativo, que ha
rescatado las tradiciones urbanas iqueñas, haciendo una valiosa labor en el
plano de formación del sentimiento de iqueñidad.
2.2.4. El Universo gráfico de las estampas iqueñas.
La
obra de Víctor Pacheco Cabezudo (1912 – 2002), escultor, pintor, dibujante,
promotor cultural, nos muestra la secuencia histórica de nuestra tierra. A mi
modo de ver, solo este legado, (sin dejar de meritar la totalidad de su obra),
es grandioso porque permite dar un paseo
por la historia de Ica, reconstruyéndola. No olvidemos que la obra artística es
esencialmente creación y reconstrucción de realidades.
Incursionemos,
señalando los títulos de algunas estampas, en ese mundo polivalente, para
conocer la historia, la idiosincrasia, las costumbres, el paisaje, de la Ica
de todos los tiempos. He aquí un pequeño
listado: El Inca y sus súbditos construyendo la Achirana (basada en la
Tradición palmista: La Achirana del Inca). Fundación española de Ica (1563), Las
casonas de la Ica colonial (diversos dibujos). Estampas relativas al momento de
la independencia. Estampas alusivas a los primeros años de la república. Estampas
que señalan costumbres y tradiciones iqueñas. Fray Ramón Rojas fajando Cerro
Prieto. El tren Ica Pisco. Personajes pintorescos de Ica, y otras.
Víctor Pacheco Cabezudo, creador multifacético, ha historiado a través de sus
Estampas Iqueñas, algo más de 1,000 dibujos a tinta china, el derrotero seguido
por el hombre iqueño, para generar cultura y ha
aportado grandemente –siguiendo línea palmista- en la construcción de
iqueñidad. Nos ha ayudado a generar y/o fortalecer nuestra identidad cultural iqueña, nuestro
sentimiento y nuestra pasión de iqueñidad.
2.2.5. Poemas
cardinales de iqueñidad.
Tal
vez Ica sea la región que tienen en su haber una considerable cantidad de
poemas que encierran un contenido telúrico. Entiendo que los poetas iqueños y
foráneos, le cantan a Ica, inspirados en la herencia palmista en cuanto al
cultivo del amor a la tierra que nos/les vio nacer. Anoto algunos títulos: Cantos Nazca de Antonio Maurial. Canto a Ica de Joel Muñoz. Fiesta del Huarango o del árbol en la
vendimia de Jesús Cabel. Ica homenaje
esencial de Augusto Escalante. Canto
a Ica, Ica Surges e Ica, de Miguel Sevillano Díaz. Nazca, de Manuel Pantigoso. El Gran Curaca de José Hidalgo. Ica
Telúrica de Augusto Rojas Gasco. El canto eterno del curaca, de José
Vásquez Peña. En esa misma línea le han cantado a Ica, Orfelinda Herrera de
Ángeles y Gerardo Pérez Fuentes.
2.2.6.
Ica en tus manos, la gran
enciclopedia de Ica
La
tesonera labor del escritor, historiador y periodista Rodolfo Chalco Cueto ha fructificado, luego de largos años de
investigación. La publicación de Ica en
tus manos, de su autoría, una voluminosa enciclopedia de más de
ochocientas páginas, conteniendo información variopinta sobre Ica: Historia,
Personajes, Música, Gastronomía y otras temáticas, ha significado el hito más
importante en la formación de iqueñidad.
En
sus páginas usted podrá encontrar en versión ampliada lo que ya se entregaba en
su anterior libro: Historia de Ica: información de lo más importante ocurrido en
Ica a través de los siglos: los asoladores terremotos, las devastadoras
inundaciones, los dramáticos acontecimientos bélicos, los despiadados incendios
de pueblos enteros y los crímenes que
causaron conmoción. También encontrará la historia de los templos y de los
hospitales de Ica, la biografía de los grandes personajes y el aniversario de
creación de las instituciones educativas, deportivas, sociales, culturales,
políticas y comerciales. Igualmente, la creación política de Ica y sus
distritos, las festividades, la gastronomía, los atractivos turísticos y el
significado de los vocablos comunes, entre ellos la palabra Ica
3.
Gestión
cultural e iqueñidad.