FOTO: PAGINA WEB MINISTERIO DE CULTURA
MINISTERIO DE CULTURA
30 dic 2016
Se trata de la primera declaratoria de paisaje cultural que reconoce las manifestaciones de las dinámicas culturales asociadas a un territorio.
El Ministerio de Cultura declaró al Paisaje Cultural El Candelabro de Paracas, ubicado en el departamento de Ica, como Patrimonio Cultural de la Nación, por ser una expresión de obra de arte en un espacio físico natural con valores históricos, tanto por la cronología como por el enigma de su origen. Es parte de la identidad local, regional y nacional.
Esta primera declaratoria de Paisaje Cultural en el Perú se dio mediante la Resolución Viceministerial N° 162-2016-VMPCIC-MC, con fecha 29 de diciembre del 2016.
El Paisaje Cultural de tipo asociativo, El Candelabro de Paracas, se emplaza en el macizo basal de la Costa, sobre los sedimentos eólicos recientes de origen granítico y de la formación geológica Chocolate, que conforman la bahía de Paracas, y que generan los acantilados que miran el Océano Pacífico, con un clima desértico donde la vegetación no existe o es muy escasa, configurando colinas áridas.
El Candelabro de Paracas, que configura el Paisaje Cultural, tiene una extensión aproximada de 170 metros y está grabado en la superficie, con profundidad promedio de 1.20 metros. La atmósfera salitrosa que envuelve la colina ha actuado como aglutinante, apelmazando y endureciendo la arena que rodea al candelabro. Los fuertes vientos, denominados Paracas, rellenan y vacían regularmente la figura; a pesar de los sedimentos arenosos que cubren la superficie, las líneas del dibujo siempre están bien marcadas, porque son los mismos vientos que van quitando el exceso de arena de los canales.
Con respecto a su diseño, construcción y localización, cabe resaltar que es el único registrado formalmente en todo el continente americano, denotando singularidad y originalidad. No existe otro trazado con la misma representación, cualidades y características físicas geográficas de emplazamiento.
Denominado localmente como Tridente o Tres cruces, evidencia la existencia de un sincretismo simbólico en la figura que representa, el mismo que da origen al enigma de su creación, antigüedad, y por consiguiente, la funcionalidad del mismo. Esta incógnita es al mismo tiempo una marca territorial por el valor distintivo y diferenciador de su territorio frente a otros.
Este Paisaje Cultural, expresa un conjunto de valores, símbolos y creencias, manifestadas principalmente en los pobladores de San Andrés, Pisco y Paracas, que reconocen a este ícono o figura como “suyo”, generando el sentimiento de pertenencia y apropiación desde generaciones atrás. Se convierte en un referente de ubicación y localización de especies marinas específicas para la pesca local, forma parte de la actividad turística, evidenciando una relación directa entre la población y el medio físico.
Esta declaración es la primera realizada a nivel nacional, y constituye un hito importante para la gestión del Patrimonio Cultural de la Nación, pues es un reconocimiento a las manifestaciones de las dinámicas culturales asociadas a un territorio.