Arqueólogos peruanos hallaron más de cien puntas de lanzas de piedra de unos 12.000 años
de antigüedad en el sector de Pampa Lechuza en el desierto de Ica, al sur de Lima
vestigios. (Foto: Jalh Dulanto / PUCP)
Luis García Bendezú10.03.2018 / 08:10 am
Antes de las primeras civilizaciones y del descubrimiento de la agricultura, el hombre ya transitaba por la costa sur del Perú. Así lo demuestran los más de 15 mil restos hallados por un equipo de arqueólogos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en el sector de Pampa Lechuza, en el distrito de Paracas (Pisco), en Ica.
Entre los vestigios destacan más de cien puntas de proyectil de tradición o estilo paiján. Estos utensilios de piedra habrían sido usados por grupos de cazadores y recolectores en épocas remotas, cuando el desierto de Paracas era menos agreste y seco de lo que es ahora.
Aunque los arqueólogos aún no han sometido las puntas a métodos de fechado como carbono 14, la comparación con restos similares sí les permite validar su antigüedad hasta el período arcaico temprano del desarrollo de las culturas peruanas.
“Las puntas paiján [como las que se hallaron en Pampa Lechuza] provienen del período que va entre el 10.000 a.C. al 7 mil a.C. y se encuentran en la costa, desde Piura hasta Ica. Fueron herramientas hechas por bandas nómadas. Ellas tenían el modo de vida que tuvieron los humanos hasta que se inventó la agricultura”, explica a El Comercio Jalh Dulanto, quien lideró el grupo de siete arqueólogos de la PUCP.
Los investigadores están asombrados con la variedad de materiales encontrados. Algunas puntas de proyectil tienen hasta 12 centímetros de longitud y otras son miniaturas (de un centímetro). “Las miniaturas no son funcionales para cazar; no sabemos si eran rituales, simbólicas o si las hacían para entretenerse”, explica Dulanto.
Además de puntas de proyectil, los arqueólogos han encontrado otros tipos de piedras talladas y vestigios de viviendas muy rústicas. Estos artefactos fueron encontrados en la superficie del desierto, pero hay indicios de que habría más restos enterrados.
—Los primeros hombres—
Según el arqueólogo Rubén García Soto, jefe del área de Patrimonio Arqueológico Inmueble de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica, el hallazgo de Pampa Lechuza es “importante” porque se trata de la evidencia más antigua conocida sobre los habitantes de esta región sureña.
“Hay otros sitios [con restos arcaicos] en Marcona, pero aún no están muy estudiados. Este trabajo [el de la PUCP] es el más sistemático e intensivo que se da en Pampa Lechuza”, señala García. Según dice, se tenía información sobre vestigios arqueológicos en este sector de Paracas desde la década del 1950.
—Amenazas—
Pese a su importancia histórica, los arqueólogos de la PUCP han advertido que el sector de Pampa Lechuza es amenazado por personas que dicen ser posesionarias del terreno. Según Jalh Dulanto, el año pasado desconocidos usaron maquinaria pesada para acumular tierra y marcar linderos.
En el 2009, el entonces Instituto Nacional de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación los geoglifos y al conchal del Cerro Lechuza, próximos a Pampa Lechuza. Se supo que el Ministerio de Cultura tiene previsto ampliar esta declaración para proteger el área donde se descubrieron las puntas de proyectil.
Datos:
-Irán a un museo-
El equipo de arqueólogos de la Pontificia Universidad Católica del Perú tiene autorización del Ministerio de Cultura para analizar las piezas arqueológicas durante un tiempo. Luego, estas serán puestas a disposición del museo de sitio Julio C. Tello, en Paracas.
-Patrocinadores-
La investigación fue posible gracias al apoyo de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica, de la Municipalidad Distrital de Paracas, del museo Julio C. Tello, del hotel Paracas 360 y de varios empresarios interesados en el patrimonio arqueológico.
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