La Panamericana Sur corta en dos la figura de esta lagartija en Nasca. Unos metros más al norte se erige el mirador desde donde se pueden observar los geoglifos del árbol y las manos. Esta foto se tomó el 12 de febrero de este año. (Foto: Luis García Bendezú / El Comercio)
El colibrí fue víctima de un ingreso no autorizado de activistas de la ONG Greenpeace a finales del 2014. El Poder Judicial llegó a sentenciar a los culpables. (Foto: Luis García Bendezú / El Comercio)
Según el arqueólogo Johny Isla, las Líneas de Nasca fueron trazadas en distintos periodos entre el 400 a.C hasta el 700 d.C.
(Foto: Luis García Bendezú / El Comercio)
El año pasado unas 92 mil personas sobrevolaron las Líneas de Nasca desde el aeródromo María Reiche. Otras 36 mil lo hicieron desde las pistas de Pisco e Ica. (Foto: Luis García Bendezú / El Comercio)
En total, el área declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1994 tiene 450 kilómetros cuadrados. (Foto: Luis García Bendezú / El Comercio)
Hoy se sabe, por ejemplo, que antes de que la civilización Nasca se expandiera en esta región, hubo ocupaciones Paracas incluso desde sus fases inicial y media.(Foto: Luis García Bendezú / El Comercio)
"Los nasca ingresaban con agua, con alimentos. No dejaron abandonados los geoglifos, aquí hacían rituales y ceremonias", apunta el arqueólogo Johny Isla. (Foto: Luis García Bendezú / El Comercio)
Pese a su importancia histórica, las Líneas de Nasca también cuentan la historia de la desidia y el abandono. Durante años, esta zona fue maltratada incluso por las autoridades. Como se constata en las imágenes aéreas, la Panamericana Sur corta varios geoglifos, algunos de gran belleza como la lagartija.
Aunque su función todavía es
un misterio, cada vez se sabe más sobre las Líneas de Nasca y la civilización
que diseñó estos geoglifos, en la región Ica. Según el arqueólogo Johny Isla,
responsable del Sistema de Gestión para el Patrimonio Cultural de Nasca y
Palpa, estos dibujos hechos en la superficie del desierto se hicieron entre el
400 a.C hasta el 700 d.C. Hoy se sabe, por ejemplo, que antes de que la
civilización Nasca se expandiera en esta región, hubo ocupaciones Paracas
incluso desde sus fases inicial y media.
"Y antes de los Paracas
había otros asentamientos en Palpa, hemos retrocedido incluso hasta los 4 mil
años antes de Cristo. Hasta las primeras ocupaciones que se conocen del periodo
Arcaico", señala Isla. Los vestigios remotos hallados en Nasca revelan que
hubo humanos dominando el agreste paisaje del desierto desde miles de años
antes de lo pensado.
Los arqueólogos señalan,
además, que antes de que los Nasca trazaran figuras en la pampa, ensayaron sus
primeros diseños en las laderas de los cerros e incluso en piedras
(petroglifos). "[En las laderas] Ahí hay mayor erosión porque hay declive
de piedras que ruedan, lluvias que causan pequeños riachuelos, pero aún así
llegamos a identificar cerca de 60 grupos de geoglifos en laderas", dice
Johny Isla.
Asimismo, los restos de
cerámica encontrados en los alrededores de las Líneas de Nasca indican que
estos geoglifos eran visitados y transitados normalmente por los antiguos
peruanos. "Ingresaban con agua, con alimentos. No dejaron abandonados los
geoglifos, aquí hacían rituales y ceremonias", apunta el arqueólogo.
-Los daños-
Pese a su importancia histórica, las Líneas de Nasca también cuentan la historia de la desidia y el abandono. Durante años, esta zona fue maltratada incluso por las autoridades. Como se constata en las imágenes aéreas, la Panamericana Sur corta varios geoglifos, algunos de gran belleza como la lagartija.
Asimismo, según cuentan los
arqueólogos, en la década de los ochenta se instaló un campamento militar en la
pampa, lo que dejó profundas huellas en el entorno. Y más recientemente, en una
modernización de la Panamericana Sur, los obreros tomaron tierra de la pampa
para nivelar la pista. Estas cicatrices son visibles hasta hoy.
FUENTE: EL COMERCIO
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