22 abril 2013

SOL DE ORO (VIEJO): PADRE DEL CABALLO PERUANO DE PASO Y LA CABALLERÍA DEL SUR


Por: Josué Lancho Rojas

      Los lazos que vinculan la hípica con los  feraces y ubérrimos valles nasqueños son de larga data,  así  lo  testimonian viejos documentos históricos que citan que en aquella Nasca de 1797, don José Valentín de la Borda y Ballón, Maestro de Postas (Maestro de caballería)  nombrado  por orden virreinal para tal efecto, criaba en su Hacienda Cantayo, la caballería para el  servicio  de Carlos IV  y Carlos V, respectivamente.

       A pesar de gozar de su estratégica ubicación geopolítica, por ser punto obligado para unir la costa con la sierra, La Villa de Santiago de Lanasca distaba 150 Km. de la Villa de Ica, 100 Km., del  puerto  más cercano que era Lomas  y otros tantos Km. de los pueblos vecinos de la sierra, donde se ubicaban las Cajas Reales de Otoca y San Juan de Lucanas, respectivamente, distancias desérticas y escarpadas que eran cubiertas solo a lomo de mulas y caballos.

     Precisamente estos inconvenientes geográficos fueron factores determinantes para que aquí, en estos valles de Nasca, se fueran gestando entre los criadores de caballos, excelentes líneas de sangre cuya fama y respeto  trascendieron con los años las fronteras de la Cuenca del Río Grande. De aquella  época se remontan  los renombrados yeguarizos de Palpa pertenecientes a don José Cansino y José Tijero, así como  los finos ejemplares que producían en Nasca don José de la Borda Campos (Hda. Cantayo), don Ezequiel Balbín (Hda. Estaquería), don Manuel Navas (Hda. Cahuachi, don Pío Delgado (Hda, Soysongo) y don Manuel Antonio Elías Donayre (Hda. Cantayo).

     Una prueba irrefutable de su acendrada afición y preocupación por mantener una línea reconocida, fue que estos criadores nasqueños a fines de 1800, repatriaran sin escatimar esfuerzo alguno desde una estancia de Talca en Chile a ROCICLER, un famoso caballo peruano  de  excelente paso y muy buena  conformación morfológica, que fuera llevado a esos lares por las tropas chilenas, durante el nefasto conflicto de 1879.

    Desembarcado Rocicler en el Puerto de Pisco y después de atravesar el candente desierto de Villacurí, ingresó victorioso a la Plaza Mayor de Ica, donde una entusiasta multitud obligó a que su chalán, el hacendado nasqueño don Pio Delgado, diera tres vueltas en torno a ella en medio de vítores y aplausos. Ya en Nasca, fue aprovechado para refrescar la abundante y excelente crianza equina que aquí ya se desarrollaba por muchos años, obteniéndose muy buenos resultados, pues varios de sus descendientes, entre ellos el famoso caballo “Elegante” que fuera vendido a Lima, procedía de la Hda. Pangarabí, que por coincidencia fue el abuelo de “Sol de Oro” (V), nacido en la Hda. Calapalla (Llauta) propiedad de don Francisco Degregori y que fuera adquirido siendo aun un potro joven por don Gustavo de la Borda Roncagliolo (Hda. San Javier), a quien  todos  recuerdan como un excelente criador, reconocido caballero, muy noble amigo y a quien se le debe reconocer su paciente y tesonero trabajo por haber mantenido por largo tiempo una correcta y envidiable línea de crianza de Caballos Peruanos de Paso, aun en una época difícil, cuando la presencia del automóvil y la carretera panamericana hizo que se reemplazara la antigua “Cuadra” por el moderno “Garaje”.

      “Sol de Oro” (V), dada sus excepcionales cualidades genéticas trasmitidas a todos sus descendientes, ha sido considerado por unanimidad como el “Padre del caballo Peruano de Paso”, cuyas líneas de crianza  y utilización es un mérito compartido por varios pueblos del sur, como  son: Llauta (donde se crió); Palpa (que aportó las líneas de Cancino  y Tijero); Nasca, (Hda. San Javier), donde  apadrillo las excelentes  yeguas de don Gustavo de la Borda; Acarí, que aportó líneas de refresco y finalmente Ica, donde  apadrilló hasta el final de su vida.

      Después de este necesario e ilustrativo preámbulo histórico, consideramos que la “Gran Cabalgata por la Ruta del Señor de Cahuachi”, en su versión 2013, adquiere visos trascendentales por que posee entre uno de sus objetivos fundamentales, el  de afianzar los vínculos de identidad de los nasqueños con sus propias raíces hípicas, por que a través de este evento, se amalgaman en el crisol de la historia, diferentes pasajes de nuestro rico pasado, ya que estos chalanes con briosos corceles unirán con sus huellas CAHUACHI:” El centro Ceremonial en adobe más grande del mundo”, cuna de la Civilización Nasca, pasando por la hacienda del mismo nombre, donde viviera el tribuno don José Manuel Meza y Donayres, Prócer de la Independencia del Perú y Primer Diputado por Ica, ante el Congreso Constituyente de Bolívar, con antiguas haciendas algodoneras, que otrora dieran gloria y lustre a nuestros valles, en las épocas aurorales del  llamado “Oro blanco”.

     Este ramillete de  elegantes chalanes premunidos de sombreros jipijapa y ponchos blancos de lino, unirán con sus caballos de acompasadas pisadas ,los antiguos caminos rurales que allende los años, transitaran nuestros  añorados abuelos para llegar a la Villa de Santiago de Lanasca, juntos  con  “Sol de Oro”(V), aquel caballo inmortal y orgullo de esta tierra bendita llamada Nasca.

      Y estamos seguros que ese inolvidable día, alumbrados por ese dorado  y reverberante sol, gritaremos  emocionados  todos juntos:
                                           Cuando pasa un caballo
                                            ¡Despierta interés!,
                                            Cuando pasan dos
                                            ¡Voltea una mirada!.
                                            ¡Cuando pasan tres
                                            ¡Cosecha un aplauso!,
                                            Y cuando pasan cuatro
                                            Gritaremos emocionados! Viva el Perú!